Julio, 2025





En lo alto de las montañas de San Juan Sacatepéquez, rodeados de campos de repollo y arvejas chinas, vive una joven pareja—Rodolfo y María Gabriela—en una humilde vivienda de lámina y caña. Su casa, ubicada en el remoto caserío de Los Pajoques, es sencilla: piso de tierra, una cama compartida para toda la familia y sin acceso a agua potable. Sin embargo, está llena de amor, risas y el sonido de los niños jugando.
Su segundo hijo, Héctor, llegó al mundo hace seis meses, con la ayuda de una comadrona local. Su nacimiento fue motivo de alegría para sus padres, su hermano mayor José y sus cuatro primitas que viven cerca. Pero poco después del parto, sus padres notaron algo diferente: Héctor nació con labio y paladar hendido. No podía amamantar, y sus llantos—agudos y constantes—reflejaban el dolor de un bebé hambriento que no podía alimentarse.
Rodolfo, de apenas 22 años, trabaja largas jornadas como agricultor. No tuvo miedo al ver la condición de Héctor—su propia hermana había nacido igual. Pero sabía que necesitaban ayuda. Un día, mientras trabajaba, vio pasar la camioneta de Partner for Surgery, decorada con el dibujo de un bebé con labio leporino, hecho por un voluntario de Smiles for Guatemala. Esa imagen, creada por un voluntario médico, le dio esperanza sobre el futuro de su hijo. Con la ayuda de su patrón, quien llamó a nuestra oficina en su nombre, su hijo fue referido a nuestro Programa de Nutrición Infantil para Labio y Paladar Hendido.
Cuando nuestra promotora de salud, Dina, conoció a Héctor por primera vez, el 3 de febrero de 2025, él tenía tres meses de edad. Pesaba solo 2.4 kg (5.2 libras) y medía 46 cm—un caso severo de bajo peso y desnutrición. Ese día, Dina comenzó su acompañamiento con Héctor y su amorosa familia.
Recientemente, llegamos a una visita domiciliar en una mañana nublada, llevando una bolsa de alimentos de 15 libras, 5 libras de Incaparina, 5 latas de fórmula NAN y dos biberones especiales diseñados específicamente para bebés como Héctor. Dina, con sus herramientas—tallímetro, cinta métrica y balanza—estaba lista para evaluar su progreso.
Cuatro niñas risueñas nos recibieron, con el cabello recién peinado y los vestidos bien acomodados. “Un momento,” dijeron tímidamente, “aún no estamos listas.” Su emoción era contagiosa. Ese día nos acompañaron los pediatras voluntarios Dr. David y Dr. Erin, provenientes de California, quienes fueron presentados por nuestro querido miembro de junta directiva, Don Heebner.
El Dr. David lo examinó y sonrió. “Está creciendo maravillosamente,” dijo, mientras él e Irma, nuestra Directora de Programas, enseñaban con cuidado a la familia cómo colocar las cintas quirúrgicas en el labio de Héctor—un paso crucial en la preparación para su cirugía. El Dr. David cortó cuidadosamente tiras de cinta médica que habían traído como donación—suficiente para un mes completo—mientras Jacki y Maile, hijas de la Dra. Erin, jugaban con las niñas haciendo pulseras con nombres. La casa se llenó de risas y alegría al recibir pequeños regalos como pelotas de fútbol y pelotas de tenis.
Dentro del hogar, Rodolfo nos compartió que su familia se siente bendecida por contar con el apoyo de Partner for Surgery. También nos contó que, durante esta temporada, en las frías y lluviosas noches, la familia se cubre con ponchos y se abraza para mantenerse caliente. A pesar de los desafíos, siguen llenos de esperanza. Incluso su empleador les compró una pequeña estufa de gas para hervir agua y preparar los biberones de Héctor—un gesto que lo cambió todo.
Seis meses después, gracias al apoyo continuo del programa, Héctor ahora pesa 12.6 libras (5.7 kg) y mide 60 cm. Este mes de agosto, está programado para recibir su primera cirugía con el equipo quirúrgico de Faces of Hope.
Y todo esto es posible gracias a ti.
¡Su transformación es asombrosa!